La ministra del Trabajo y Previsión Social, Jeannette Jara, abordó el rechazo a las medidas de flexibilidad laboral contenidas en el proyecto de 40 Horas que advirtieron distintos gremios y sindicatos a través de una carta en Ciper.
Este miércoles, señaló que “en el proyecto de ley se abordan distintos tipos de materia, y a algunas personas no les gustan algunos elementos y a otras no les gustan otros. Pero es parte del debate democrático”.
La secretaria de Estado sostuvo que ha sido un largo tiempo donde “desencontrarse o encontrar lo que no nos une ha estado persistentemente plasmando la política. De hecho, en este proyecto de ley hay seis años de desencuentros”.
“El esfuerzo que hicimos por encontrarnos significa que todas las posiciones se deben acercar un poco. Y en ese contexto, existen críticas de lado y lado donde nos quedamos con lo central: en Chile va a haber reducción de jornada laboral para las personas de 40 horas, y eso les va a permitir, entre otras cosas, estar una hora antes en sus casas”, agregó.
En la misma línea, Jara mencionó que “¿quién podría negar que eso es un gran avance para el país y para los trabajadores y trabajadoras?”.
En la misiva, organizaciones explicaron que la iniciativa encubre severos “retrocesos”, como por ejemplo que “las 40 horas ya no serán en la semana sino promedios en un ciclo de 4 semanas, entregándose al empleador la elección de los turnos de trabajo avisando con sólo una semana de anticipación y la posibilidad de que en ciertas semanas se deban trabajar hasta 52 horas (aparte del tiempo de colación) con el fin de ahorrarse el pago de horas extra, incorporando como única exigencia la aceptación de sindicatos sin ningún requisito de fortaleza ni representatividad”.
“No se elimina la exclusión de jornada del inciso segundo del artículo 22 y como solución se promete un reclamo administrativo y un posterior juicio en tribunales, ni se reduce la jornada a los trabajadores con jornada parcial (ya que esta se mantiene fija en 30 horas)”, suma el texto.
Asimismo, se apuntó que “las jornadas excepcionales se mantienen en la práctica en promedios de 42 horas (no se rebajan a 40), promoviéndose que los días de descanso que se otorgan en compensación a los trabajadores sean transados por dinero; se fracciona hasta en 4 horas el tiempo de colación (no pagado) para trabajadores de hoteles y clubes, lo que implicará que se anticipe el horario de ingreso o postergue el de salida del trabajo, con lo que se incrementa en la práctica las horas a disposición del empleador”.
“Respaldamos la reivindicación de reducir la jornada de trabajo, es necesario para el bienestar y mejora de productividad laboral, pero eso no puede acallar la crítica cuando advertimos que bajo nuestras banderas se termina amparando fórmulas precarizadoras del trabajo”, aseveraron los grupos sindicales.